La fotografía científica es una disciplina que aún debe coger más importancia en el ámbito científico y social. Siendo los científicos los responsables de darle una posición más notable. Un mundo 3.0 como el nuestro es cada vez más visual, interactivo y diverso, que requiere de imágenes documentales.
La red se ha convertido en un recurso online cuyos contenidos de valor van en aumento. La información es más accesible gracias a la interacción de los usuarios. Además, los avances en inteligencia artificial o web semántica han hecho de nuestra navegación online una experiencia cada vez más fluida.
En internet, el intercambio de información entre profesionales explota cada vez más las posibilidades que la tecnología nos brinda. Sólo hay que observar cómo han aparecido redes sociales específicas de algún sector como ResearchGate o genéricas, Linkedin. Los usuarios intercambian conocimiento mostrando su trabajo y participando en grupos dedicados a temáticas concretas. Pero no sólo la red requiere de este tipo de imágenes. Las relaciones profesionales offline también se nutren de fotografías y audiovisuales en conferencias, congresos y eventos científicos.
La ciencia, por tanto, requiere de estos recursos para completar la documentación de los avances previamente refutados en los laboratorios y empresas. De hecho, la investigación se ha apoyado en ilustraciones científicas desde los inicios.
Ahora, cuando la diversidad de dispositivos tecnológicos es tan prolífera, podemos documentar mejor los resultados. Los dispositivos son muy diversos, algunos son de uso cada vez más cotidiano como las cámaras fotográficas DSLR (Digital Single Lens Reflex). Pero otros requieren de un equipamiento más técnico relacionado con los laboratorios, como los microscopios u otros sistemas de visualización. Algunos de esto últimos sistemas son los de diagnóstico clínico como por ejemplo la imagen médica a través del TAC (tomografía axial computarizada) o RMS (resonancia magnética nuclear).
No obstante, la fotografía científica sin la ciencia podría enmarcarse dentro de un punto de vista más artístico, tan válido como la fotografía conceptual, fotografía de calle… Sin embargo, la fotografía científica debe aunar el gusto artístico con el conocimiento científico, sin menos preciar a ser posible, ninguno de los dos conceptos. Así los documentos gráficos aproximan el contenido científico a los usuarios, e ideas técnicas y áridos pueden ser transmitidas con mayor facilidad. Esto es lo que hace fascinante a este tipo de fotografía, que puede hacer visible lo que no es visible a simple vista, ya sea desde un punto de vista literal o abstracto.
En los últimos años el reto de acercar el conocimiento por medio de la fotografía científica se ha impulsado con la aparición de certámenes científicos como FOTCIENCIA. Este certamen de fotografía científica lo organiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) junto a la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Jesús Serra. Además, hay que destacar la labor de colectivos como la Asociación Española de Imagen Científica y Forense (AEICF) que refutan la veracidad de las imágenes entre otras muchas funciones. O ser conscientes de la aparición de bancos de imágenes con fines científicos, como Science Photo Library a nivel internacional.
Llegados a este punto; resumiría que la importancia de la fotografía científica tiene gran importancia en la divulgación. Acercando a los científicos entre sí y la ciencia a la sociedad.
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