Esta vez tocó Burdeos, una de las capitales del vino. No es un viaje de ahora, pero sí que hacía frío, parecido a las temperaturas actuales, cuando emprendí camino. La idea era salir… la vida ya es suficientemente rápida y con demasiadas exigencias como para no necesitar de vez en cuando un viaje de desconexión. En este caso y como en muchas otras veces, la cámara me acompañaba. Mientras que el tiempo me daba la espalda.
Ubiquemonos, era Semana Santa, hacía un frío tremendo y era un viaje improvisado. Por ese motivo, mi alojamiento no era otra cosa que una tienda de campaña. La experiencia fue eso, toda una experiencia. Y aunque me helé de lo lindo, me empape y algún que otro contratiempo más pasé… Al menos hice lo que me gusta, pasear por nuevos parajes. Y ¿cómo no?… Con mi cámara lista para inmortalizar momentos, mis momentos…
Y he aquí algunas instantáneas de aquella salida.
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